Archivo de la etiqueta: Huevo en dulces

MAGDALENAS CON MELOCOTÓN

200 g de azúcar
4 huevos
5 cucharadas de leche
250 g de harina
1 cucharadita de levadura en polvo
125 g de mantequilla derretida
La ralladura de 2 limones verdes o en su defecto amarillos
Gajos hermosos de melocotón maduro pelado

Trabajamos en un bol los huevos, el azúcar y las ralladuras, batiendo la mezcla para que espese y blanquee, con unas varillas. Añadimos la harina en fina lluvia y la levadura, dando unas vueltas, añadiendo al final la leche y la mantequilla. Damos unas vueltas y dejamos lista la masa.
En moldes de magdalena rellenamos hasta 3/4 partes con la masa y sumergimos el gajo de melocotón fresco, así hasta acabar con toda la masa. Las horneamos a 200ºc. durante unos 15/20 minutos, hasta que la magdalena se dore y quede esponjosa. Una vez frías las espolvoreamos con azúcar en polvo.

CREMA CUAJADA AL HORNO

10 yemas de huevo
12 cucharadas de azúcar
200 g. de leche
600 g. de nata líquida

Mezclamos en un bol las yemas con el azúcar y las batimos con unas varillas hasta que la mezcla espese y forme una crema de apariencia blanquecina. Mientras calentamos la leche y la nata, sin hervir, a la que podremos añadirle algún aromatizante si nos apetece ?una astilla de canela, una ramita abierta de vainilla, piel de limón o naranja o incluso unas hebras finas de azafrán tostado?. Para iniciarnos quizás sea mejor probarla sola y la siguiente vez intentar darle algún sabor. Entonces, mezclamos la crema de yemas y azúcar con la leche y la nata calientes, colada si le añadimos algún aroma. Vamos vertiendo esta crema colada en tarros como los de flan o en potes de porcelana de ración, introduciéndolos todos juntos en un baño maría de agua caliente al horno, a 90ºc. hasta que veamos que el borde cuaja y el centro queda tembloroso, señal de que cuando la crema esté fría quedará cremosa y jugosa en su interior. El tiempo aproximado de cocción será de unos 25 minutos, habrá que vigilar para que no se sequen las cremas. Para que a las cremas no se les forme una costra en la superficie las podemos hornear cubiertas con papel de aluminio, individualmente, retirándolo cuidadosamente para comprobar la cocción.

MAGDALENAS DE MIEL

300 g de mantequilla
300 g de azúcar en polvo
120 g de harina
120 g de almendra en polvo
425 g de claras de huevo
4 cucharadas de miel

Meter la mantequilla en una cacerola y arrimarla a fuego suave para que vaya fundiendo. Progresivamente, vamos subiendo la intensidad y comprobando como la mantequilla además de derretirse va adquiriendo una tonalidad tostada, de color marrón. Es lo que se llama mantequilla avellana. Cuando la mantequilla desprende un apetitoso olor a avellana, entonces la vertemos sobre un bol fuera del fuego para detener la cocción, dejando que se enfríe.
Tamizar a la vez la harina y el azúcar en polvo. Incorporarle la almendra en polvo.
Montar las claras ligeramente en un bol. Añadirles la mezcla harina-azúcar-almendras y batir con unas varillas para que se mezclen perfectamente. Incorporar la mantequilla fundida y la miel. Mezclar bien la masa.
Con una cuchara ir rellenando moldes de magdalena a poder ser ovalados y de metal, como si fueran conchas grandes. Los colocamos en una bandeja y los metemos en la nevera 1 hora para que repose la masa. Calentar el horno a 190º c., introducir las magdalenas en el horno y dejarlas al menos 15-20 minutos hasta que se doren ligeramente. Para saber si están, las pinchamos con una aguja y ésta debe salir sin rastro de masa, limpia.
Las desmoldamos y las podemos mantener en una caja herméticamente cerradas al menos unos 2 días.

CREMA DE MASCARPONE

2 huevos enteros
160 g. de azúcar
200 g. de nata montada
400 g. de queso mascarpone

Mezclar los huevos con el azúcar y batirlos enérgicamente. Añadirles el mascarpone con cuidado para que se integre bien en la mezcla y quede cremosa. Por último incorporar delicadamente, con ayuda de un espátula de goma la nata montada, para que quede una crema bien suave y esponjosa. La podemos meter en pequeños tarros y enfriarla, sirviéndola espolvoreada con café molido o cacao en polvo.

MASA DE PROFITEROLES

1/4 l. de agua
1 pizca de sal
60 g. de mantequilla
125 g. de harina
3 huevos

En una cazuela ponemos a hervir el agua, la sal y la mantequilla. Una vez hervido, retiramos del fuego y añadimos de golpe la harina tamizada, dando meneos con una cuchara de madera para hacer un masa lisa. La arrimamos de nuevo al fuego y la trabajamos a fuego suave hasta que se despegue de las paredes de la cazuela. La retiramos del fuego de nuevo y le vamos añadiendo los huevos uno a uno, dejando que se integren perfectamente en la masa, siempre antes de añadir el siguiente huevo.
Entonces metemos la masa en una manga con boquilla ancha y lisa y sobre una bandeja de horno ligeramente untada de aceite de girasol, hacemos mondonguitos del tamaño de una nuez o del tamaño que queramos, teniendo en cuenta que una vez en el horno duplicarán su volumen.
Los untamos ligeramente con una pizca de huevo batido y los horneamos a 190/200ºc. unos 20 minutos, sin abrir la puerta del horno en el transcurso de la cocción, para que no tengamos una catástrofe y de repente los profiteroles se apachurren y no se hinchen bien.
Los dejamos enfriar y los rellenamos como queramos, espolvoreándolos con azúcar en polvo. ¡Ala, todos a engordar, vivan los michelines!

CREMA LIGERA

750 g. de crema pastelera fría
250 g. de nata montada ligeramente azucarada
1 chorrito de ron

La nata montada la azucaramos ligeramente para que quede bien firme y no se caiga fácilmente, quedando inestable. En un bol, con ayuda de una espátula de goma, mezclamos la crema pastelera con el ron, de forma que quede una crema lisa y blanda, para poder mezclarle bien la nata montada. Es lo que haremos. Sobre la crema pastelera vamos añadiendo la nata montada y la mezclamos cuidadosamente con la espátula, hasta integrar toda, debiendo quedar una crema bien esponjosa. La dejamos enfriar un rato y la usamos para rellenar un milhojas, unos buñuelos o unos profiteroles.

OPILLA DE SAN MARCOS

225 g de mantequilla blanda
280 g de azúcar
1 limón rallado
Un poco de sal
115 g de almendra en polvo
Media cucharadita de levadura en polvo
200 g de harina
3 huevos

Mezclar bien la mantequilla con el azúcar. Añadir a esta mezcla el limón rallado, la pizca de sal, la almendra en polvo y la cucharadita de levadura. Volverlo a mezclar bien pero sin darle muchas vueltas.
Incorporar en tres veces la harina y los huevos, echando 1/3 de los mismos en cada vez. Mezclar sin mover mucho la preparación.
Introducir la masa en un molde de bizcocho de 24 cm. Meter al horno a 175º durante 20 minutos. Desmoldar y dejar enfriar antes de comer.

CREMA LIGERA AL CAFÉ

750 g. de crema pastelera fría
250 g. de nata montada ligeramente azucarada
1 pizca de licor de café
1 cucharada de café en polvo soluble, tipo Nescafé

La nata montada la azucaramos ligeramente para que quede bien firme y no se caiga fácilmente, quedando inestable. En un bol, con ayuda de una espátula de goma, mezclamos la crema pastelera con el licor de café y el café soluble, de forma que quede una crema lisa y blanda, para poder mezclarle bien la nata montada. Es lo que haremos. Sobre la crema pastelera vamos añadiendo la nata montada y la mezclamos cuidadosamente con la espátula, hasta integrar toda, debiendo quedar una crema bien esponjosa. La dejamos enfriar un rato y la usamos para rellenar un milhojas, unos buñuelos o unos profiteroles.

PASTEL DE HENRIETTE

2 tazas de harina
2 tazas de azúcar
3 huevos
1 taza de nata líquida
1 cucharadita de azúcar avainillado
1 pizca de levadura en polvo

Batir los huevos con el azúcar hasta que blanqueen ligeramente y seguido añadimos la harina, la nata y la levadura. Untamos un molde redondo con mantequilla y espolvoreado con harina e introducimos la masa, que hornearemos unos 20/25 minutos a 200ºc. Servir.

CREMA PASTELERA

1/2 l. de leche
1 rama de vainilla abierta y rascada
50 g. de Maizena o similar
75 g. de azúcar
6 yemas de huevo
50 g. de mantequilla

En un cazo ponemos a hervir 125 g. aprox. de leche con la rama de vainilla abierta y rascada. En el momento que hierva, retiramos del fuego, tapamos con un plato y dejamos que la mezcla repose una media hora. La colamos sobre el resto de la leche, añadiendo con una varilla sin dejar de batir para que no se formen grumos, la Maizena y el azúcar. Arrimamos esta mezcla en una cazuela a fuego muy suave y dejamos que hierva muy levemente unos 10 minutos, removiendo constantemente.
Por otra parte, tendremos las yemas de huevo batidas en un bol a las que añadiremos un poco de la mezcla (leche, azúcar y Maizena) hirviendo, removemos rápidamente para que no cuajen las yemas, y lo añadimos a continuación al resto de la mezcla, recién retirada del fuego. Damos unas vueltas. En el momento que la crema esté templada, le incorporamos la mantequilla fría, sin dejar de batirla. La guardamos en la nevera bien tapada antes de utilizarla.

CUAJADA o MAMIA

Para 6 tarros,
1 l. de leche de oveja
Cuajo líquido
Sal

Distribuir en el fondo de seis tarros de barro dos o tres gotas de cuajo líquido. Poner a hervir la leche con una pizca de sal, retirándola inmediatamente del fuego. Ayudándonos de un termómetro, esperar hasta que la temperatura de la leche baje hasta los 37ºc aprox., momento en el cual podremos meter el dedo sin riesgo a quemarnos (otra forma de comprobar la temperatura, si no disponemos de termómetro). Distribuir la leche en los tarros escogidos, dejando que cuaje a temperatura ambiente sin tocarlos hasta que pasen aprox. 15 minutos. Hay quienes una vez hervida le leche, retiran la nata que se forma en la superficie y la distribuyen en cada tarro nada más vertida la leche para formar en la superficie una capa de grasa. Si no se van a comer inmediatamente cubrirlas con un papel filme e introducirlas en la nevera, no dejando pasar más de 2 días hasta su consumo. Se añade miel o azúcar poco a poco, desgajándola con la cuchara y volviendo a azucarar según vamos llegando al fondo. En ningún caso es oportuno verter el azúcar o la miel y revolver, recomendación extensible a otras preparaciones lácteas cuajadas como el yogur. Es importante no comerla recién sacada del frío. Templada o a temperatura ambiente está mejor. Si la tuviéramos que almacenar en la nevera, sacarla con la suficiente antelación como para que pierda el frío.