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BECHAMEL

Con esta salsa se puede elaborar desde una fina crema para cubrir una lasaña o unos canelones, hasta la base para rebozar las típicas croquetas. Todo depende del espesor o consistencia que le demos a la masa, en el añadido de harina o incluso en la cocción, si es muy prolongada, la bechamel será más espesa y sabrosa.

50 g de mantequilla
70 g de harina
1 l. de leche hervida
Sal y pimienta recién molida

Derretimos la mantequilla en un cazo y añadimos la harina, dejando que se cocine a fuego muy suave unos minutos. Mucho cuidado con que no se pegue al fondo de la cazuela. A esta harina cocinada con mantequilla le llaman los cocineros más engalanados, la ?roux?.
Entonces vamos añadiendo poco a poco la leche que previamente hemos cocido, muy caliente. Al principio se nos hará un poco espesa, pero a medida que vamos añadiendo más cantidad, se irá aligerando la bechamel. Dejamos hervir sin dejar de dar vueltas y a fuego muy suave, para que no se agarre al fondo, unos 10 minutos. Nos quedará una crema ligera, de suave textura. Salpimentamos.
Podemos sustituir una parte de la leche por nata líquida, para que la bechamel quede aún más untuosa y sabrosa. Si lo que vamos a hacer es croquetas, subiremos la cantidad de harina y además antes de añadir la harina a la roux, rehogaremos en la mantequilla una cantidad de cebolla y de dados de jamón o carne picada. También podremos añadir al final si lo que hacemos son croquetas, una buena cantidad de huevo duro picado o de perejil.

BECHAMEL EXPRÉSS

1 l. de leche
80 g de mantequilla
60 g de harina
Sal y pimienta blanca molida

Estas cantidades son la base para una bechamel cremosa con la que podamos por ejemplo cubrir una verdura cocida o unos canelones y gratinar en el horno.
Primero en un puchero a fuego suave o en el microondas, calentamos la leche. En una cazuela o en un recipiente para cocinar en microondas, derretimos la mantequilla y añadimos la harina, dando unas vueltas para que se integre bien. Dejamos que se cocine a fuego medio, muy suave para que no coja color, durante al menos 5 minutos. Pasados, vamos añadiendo la leche sobre la mezcla de mantequilla y harina y batiendo enérgicamente con una cuchara o una varilla batidora metálica. Lo hacemos poco a poco para que no se formen grumos y la bechamel quede bien lisa. Deberá hervir muy suavemente para que no se pegue al menos 10 minutos, añadiendo un poco más de leche al final si vemos que quedara muy gorda.
Esta es la forma de hacer las croquetas, añadiendo a la masa bechamel bien cocida y con mayor proporción de harina que la que se indica en esta receta, un poco de jamón salteado, carne de cocido desmigada o bacalao desmigado.
También se puede sustituir un parte de leche por nata líquida, para que quede bien cremosa y gustosa la salsa.

CREMA LIGERA

750 g. de crema pastelera fría
250 g. de nata montada ligeramente azucarada
1 chorrito de ron

La nata montada la azucaramos ligeramente para que quede bien firme y no se caiga fácilmente, quedando inestable. En un bol, con ayuda de una espátula de goma, mezclamos la crema pastelera con el ron, de forma que quede una crema lisa y blanda, para poder mezclarle bien la nata montada. Es lo que haremos. Sobre la crema pastelera vamos añadiendo la nata montada y la mezclamos cuidadosamente con la espátula, hasta integrar toda, debiendo quedar una crema bien esponjosa. La dejamos enfriar un rato y la usamos para rellenar un milhojas, unos buñuelos o unos profiteroles.

CREMA LIGERA AL CAFÉ

750 g. de crema pastelera fría
250 g. de nata montada ligeramente azucarada
1 pizca de licor de café
1 cucharada de café en polvo soluble, tipo Nescafé

La nata montada la azucaramos ligeramente para que quede bien firme y no se caiga fácilmente, quedando inestable. En un bol, con ayuda de una espátula de goma, mezclamos la crema pastelera con el licor de café y el café soluble, de forma que quede una crema lisa y blanda, para poder mezclarle bien la nata montada. Es lo que haremos. Sobre la crema pastelera vamos añadiendo la nata montada y la mezclamos cuidadosamente con la espátula, hasta integrar toda, debiendo quedar una crema bien esponjosa. La dejamos enfriar un rato y la usamos para rellenar un milhojas, unos buñuelos o unos profiteroles.

CREMA PASTELERA

1/2 l. de leche
1 rama de vainilla abierta y rascada
50 g. de Maizena o similar
75 g. de azúcar
6 yemas de huevo
50 g. de mantequilla

En un cazo ponemos a hervir 125 g. aprox. de leche con la rama de vainilla abierta y rascada. En el momento que hierva, retiramos del fuego, tapamos con un plato y dejamos que la mezcla repose una media hora. La colamos sobre el resto de la leche, añadiendo con una varilla sin dejar de batir para que no se formen grumos, la Maizena y el azúcar. Arrimamos esta mezcla en una cazuela a fuego muy suave y dejamos que hierva muy levemente unos 10 minutos, removiendo constantemente.
Por otra parte, tendremos las yemas de huevo batidas en un bol a las que añadiremos un poco de la mezcla (leche, azúcar y Maizena) hirviendo, removemos rápidamente para que no cuajen las yemas, y lo añadimos a continuación al resto de la mezcla, recién retirada del fuego. Damos unas vueltas. En el momento que la crema esté templada, le incorporamos la mantequilla fría, sin dejar de batirla. La guardamos en la nevera bien tapada antes de utilizarla.

CUAJADA o MAMIA

Para 6 tarros,
1 l. de leche de oveja
Cuajo líquido
Sal

Distribuir en el fondo de seis tarros de barro dos o tres gotas de cuajo líquido. Poner a hervir la leche con una pizca de sal, retirándola inmediatamente del fuego. Ayudándonos de un termómetro, esperar hasta que la temperatura de la leche baje hasta los 37ºc aprox., momento en el cual podremos meter el dedo sin riesgo a quemarnos (otra forma de comprobar la temperatura, si no disponemos de termómetro). Distribuir la leche en los tarros escogidos, dejando que cuaje a temperatura ambiente sin tocarlos hasta que pasen aprox. 15 minutos. Hay quienes una vez hervida le leche, retiran la nata que se forma en la superficie y la distribuyen en cada tarro nada más vertida la leche para formar en la superficie una capa de grasa. Si no se van a comer inmediatamente cubrirlas con un papel filme e introducirlas en la nevera, no dejando pasar más de 2 días hasta su consumo. Se añade miel o azúcar poco a poco, desgajándola con la cuchara y volviendo a azucarar según vamos llegando al fondo. En ningún caso es oportuno verter el azúcar o la miel y revolver, recomendación extensible a otras preparaciones lácteas cuajadas como el yogur. Es importante no comerla recién sacada del frío. Templada o a temperatura ambiente está mejor. Si la tuviéramos que almacenar en la nevera, sacarla con la suficiente antelación como para que pierda el frío.

DULCE DE LECHE

1 lata de leche condensada grande

Colocamos en el fondo de una cazuela una hoja de papel de periódico doblada, para que la lata no toque el fondo directamente. La apoyamos en el fondo y cubrimos de agua. Dejamos que hierva a borbotones moderados al menos durante 2 horas, tapado y dejamos que se enfríe en el mismo agua. Siempre tiene que estar la lata cubierta de agua. Ya fría, la abrimos y el dulce de leche estará tostado y cuajado, listo para comerse entre galletas, con un bollo, etc.

FLAN DE HUEVO

yemas-con-azucar.jpg
Para unos 12 flanes:
1’25 l. de leche
6 huevos
12 yemas de huevo
300 g. de azúcar
Caramelizado de moldes:
200 g. de azúcar

Mezclar, por un lado, las yemas, los huevos y los 300 g. de azúcar. Hervir la leche. Colarla. Mezclar ambas preparaciones. Poner a fuego suave los 200 g. de azúcar y hacer un caramelo rubio que repartiremos por el fondo de todos los moldes. Llenar éstos hasta sus 3/4 partes con la crema obtenida, y ponerlos al baño maría caliente. El fondo de este recipiente se habrá cubierto con papel doblado, o un trapo viejo, para evitar que la base de los moldes esté en contacto directo con el recipiente. Hornearlos durante unos 20 minutos a 150º c., hasta que se vea que los bordes han cuajado, pero el interior permanece tembloroso. Dejar enfriar los flanes, desmoldarlos con cuidado y tomarlos a temperatura ambiente.

FLAN DE HUEVO CON NATA

Para unos 12 flanes,
1/4 l. de nata
1 l. de leche
6 huevos
12 yemas de huevo
1 rama de vainilla
300 g. de azúcar

Caramelizado de moldes,
200 g. de azúcar

Mezclar, por un lado, las yemas, los huevos, los 300 g. de azúcar y los granos de la vainilla (para ello, abrirla a lo largo, con un cuchillo afilado, y extraer sus granos). Hervir la leche con la nata y la rama de vainilla abierta. Colarla. Mezclar ambas preparaciones. Poner a fuego suave los 200 g. de azúcar y hacer un caramelo rubio que repartiremos por el fondo de todos los moldes.
Llenar éstos hasta sus 3/4 partes con la crema obtenida, y ponerlos al baño maría caliente. El fondo de este recipiente se habrá cubierto con papel doblado, para evitar que la base de los moldes esté en contacto directo con el recipiente. Hornearlos durante unos 20 minutos a 150º c., hasta que se vea que los bordes han cuajado, pero el interior permanece tembloroso.
Dejar enfriar los flanes, desmoldarlos con cuidado y tomarlos a temperatura ambiente.

LECHEFRITAS

1 l. de leche
1 rama de canela
10 cucharadas de azúcar
50 g. de Maizena o similar
50 g. de harina
1 cucharada de aceite de girasol
Harina y huevo batido
Aceite de oliva para freír
Azúcar y canela molidas

Diluir la harina con la Maizena y las cucharadas de azúcar en ? l. de leche. Hervir durante 5 minutos el resto de la leche con la canela, e incorporarla poco a poco colada, a la papilla elaborada anteriormente. Hervir la mezcla a fuego suave, sin dejar de remover, durante 10 minutos. Extenderla sobre una placa untada con el aceite de girasol y dejar que enfríe. Una vez fría, trocear la crema en cuadrados hermosos y pasarlos por harina y huevo batido. Freírlos a fuego medio en el aceite de oliva. Escurrir el exceso de grasa y espolvorearlas con azúcar y canela molidas.

NATILLAS

1 l. de leche
8 yemas
1 cucharada de harina rasa
5 cucharadas de azúcar

Hervimos la leche con algún aroma que nos guste, canela, cáscaras de cítrico o 1 rama de vainilla abierta en dos y rascados sus granos. Una vez hervida la dejamos templar a un costado. En un bol mezclamos con unas varillas batidoras las yemas de huevo, la harina y el azúcar, debiendo quedar bien lisa la mezcla. Poco a poco, vamos añadiendo a esta mezcla y sin dejar de batir, sobre el bol, la leche recién hervida, pero lentamente, para que no se nos hagan grumos y quede bien liso. Una vez toda la leche añadida a la papilla de yemas, harina y azúcar, volcamos la mezcla a la cazuela en la que hirvió la leche y la arrimamos a fuego muy suave, sin dejar de dar vueltas con una cuchara de madera hasta que la natilla espese ligeramente, momento en el que la repartiremos en varios cuencos.
La vieja tradición de colocar encima un galleta y guardarla es macanuda. Así no hace una película superior oscura y la galleta hace de aislante o protector, impidiendo que caigan en el interior mollejas de ternera o criadillas de cordero.