16 higos maduros
3 plátanos maduros
1 l. de agua
160 g. de azúcar
1 rama de vainilla abierta y rascados sus granos
Ralladura y zumo de 4 limones verdes
1 buen puñado de albahaca fresca
Deshojamos la albahaca y cortamos en tiras sus hojas. Reservamos los tallos. Pelamos y picamos el plátano en dados muy pequeños, colocándolo en un bol al que añadiremos las ralladuras, el zumo de los limones verdes y las hojas de albahaca en tiras, reservando esta mezcla en la nevera en el mismo bol. Hervir el agua con el azúcar, la vainilla abierta y rascada y los tallos de albahaca. Nada más roto el hervor, la retiramos del fuego y cubrimos la cazuela, dejando que enfríe. Dejamos que se refresque bien en la nevera o para acelerar el proceso, sumergimos la sopa en un baño de agua helada con hielos. Mezclamos la sopa helada con la fruta del bol y los higos pelados y cortados en cuartos. El éxito de este postre es que nos lo comamos muy, muy frío. Hecho con horas de antelación y en la nevera estará mundial. Si encima espolvoreamos por la superficie al servirlo unas grosellas frescas o moras o frambuesas o fresas o fresitas del bosque, entraremos en un estado placentero de shock traumático. Y si además colocamos en el centro de todo esto una bola de helado de limón o de naranja, se nos aparecerá Santa Catalina de Siena.