Archivo de la categoría: Confituras

MERMELADA DE FRAMBUESA

1?5 Kg. de frambuesas limpias, sin rabo
300 g. de azúcar
10 cucharadas de zumo de limón
1 rama de vainilla abierta y rascada

Metemos todas las frambuesas en una cazuela. Las cubrimos con el azúcar, la vainilla abierta y rascada y el zumo, dejándolas bien cubiertas en la nevera unas 12 horas, para que suelten todo su jugo. Entonces arrimamos la cazuela a fuego suave y dejamos que hierva a pequeños borbotones unos 45 minutos, hasta que la mermelada reduzca y quede bien espesa. La apartamos el fuego y la metemos en tarros, que se conservarán en la nevera, bien cerrados.

MERMELADA DE FRESA

1?5 Kg. de fresas limpias, sin rabo
300 g. de azúcar
10 cucharadas de zumo de limón
1 rama de vainilla abierta y rascada

Metemos todas las fresas partidas en cuartos en una cazuela. Las cubrimos con el azúcar, la vainilla abierta y rascada y el zumo, dejándolas bien cubiertas en la nevera unas 12 horas, para que suelten todo su jugo. Entonces arrimamos la cazuela a fuego suave y dejamos que hierva a pequeños borbotones unos 45 minutos, hasta que la mermelada reduzca y quede bien espesa. La apartamos el fuego y la metemos en tarros, que se conservarán en la nevera, bien cerrados.

COMPOTA DE ALBARICOQUES

30 albaricoques secos
25 cl. de agua
10 cucharadas de azúcar
2 ramas de vainilla abiertas y rascados sus granos
1 cucharada sopera de ron

En una cazuela, hervir los albaricoques con el agua, el azúcar y las vainillas abiertas, cociendo a fuego medio durante 25 minutos. Retirar la vainilla y triturar con el turmix la mezcla añadiendo la cucharada sopera de ron. Meter en botes y guardar en la nevera.

COMPOTA GARRAPIÑADA

100 g de azúcar
350 g de almendra picada tostada
1 pizca de aceite de girasol
300 g de mermelada de melocotón
4 cucharadas de licor de melocotón

Colocamos el azúcar en un cazo a fuego muy suave para que vaya derritiéndose y adquiriendo tonalidad dorada. Despacio para que no se queme. Una vez que tenemos el caramelo rubio en la cazuela, añadimos la almendra y damos unas vueltas para que se entremezclen bien con el caramelo. Untamos ligeramente una bandeja, a poder ser de metal, con una pizca de aceite de girasol y vertemos las almendras garrapiñadas encima. Dejamos enfriar la mezcla hasta que se endurezca.
Una vez dura, la despegamos y rompemos el garrapiñado en trozos con la mano, golpeándolo dentro de un trapo contra la mesa, para que no salten los trozos. Los introducimos todos en el vaso de una batidora potente y accionamos la máxima potencia, añadiendo la mermelada y el licor. Podemos añadir una pizca de agua si vemos que la compota queda muy espesa. Que quede con aspecto espeso pero no apelmazada.
Está fantástica para acompañar un helado de queso o endulzar un yogur natural. La guardamos en frascos herméticos, bien cerrados al abrigo de la luz, las hormigas y la humedad.

DULCE DE MEMBRILLO

2 Kg. de membrillo
1?6 Kg. de azúcar
El zumo de 1 limón

Es importante que el membrillo una vez pelado y despepitado de en la balanza los 2 Kg. de peso. Entonces lo colocamos en un bol amplio y lo rociamos con el azúcar y el zumo de limón. Lo dejamos reposar, así, bien tapado en la nevera unas 8 horas. Pasadas, añadimos el contenido del bol a una cazuela bien amplia y lo arrimamos a fuego vivo, de forma que hierva sin que se agarre, unos 60 minutos. Si es necesario, bajamos el fuego con tal de que no se agarre y no dejamos de dar vueltas para que la fruta no se pegue al fondo.
Pasado ese tiempo, pasamos la fruta a través de un pasapurés a un recipiente rectangular de plástico, que nos hará las veces de molde. Lo dejamos enfriar, lo cubrimos y lo almacenamos en la nevera bien tapado. Cuando enfría, cuaja, formando un bloque de apetecible color dorado. Bastará con cortar gruesas láminas para acompañalas con queso, chocolate negro, etc.

MERMELADA DE HIGOS

3Kg. de higos muy maduros y limpios
250 g. de azúcar moreno
12 cucharadas de agua
2 cucharadas soperas de ron añejo

A los higos les retiramos la punta dura que los une al árbol y cualquier resto de hojas o de hierba. Si es necesario los pasamos ligeramente por agua para eliminarles la suciedad. Los partimos en 4 pedazos -si tenemos paciencia, podemos hasta pelarlos, pero es un trabajo de chinos- y los colocamos todos juntos en una cazuela. Añadimos el azúcar y damos unas vueltas. Arrimamos a fuego suave y dejamos que la mezcla hierva suavemente unos 25 minutos, momento en el que apartaremos la olla del fuego. Cuando la mermelada esté bien fría, la rociamos con el ron, damos unas vueltas para que se integre bien y la guardamos en tarros bien cerrados en la nevera.

COMPOTA DE JALEA DE MANZANA

6 Kg. de manzana reineta con piel, descorazonada y cortada en 6 pedazos
4 l. de agua
75 g de azúcar

Ponemos en una cazuela amplia a fuego vivo la manzana ya cortada, junto con el agua y tapamos. En el momento que rompa el hervor, bajamos la intensidad del fuego al mínimo y mantenemos así durante 2 horas.
Pasadas las 2 horas, colamos el jugo a través de un colador fino de malla y le añadimos el azúcar. Colocamos ese zumo azucarado al fuego y lo dejamos hervir muy suavemente hasta que nos quede aproximadamente 1/2 l. de jalea. La pasamos a través de un colador y la guardamos en tarros bien cerrados para que refresque y la podamos usar.
Con la pulpa de manzana que nos queda en el colador podemos hacer tartas de manzana, buñuelos o sencillamente un puré, añadiendo mantequilla y un poco de azúcar y dejando que reduzca a fuego suave hasta que adquiera un tono rubio atractivo. Justo antes de sacarlas del fuego le añadiremos un buen chorretón de zumo de limón y pasaremos por el pasapurés.
Podemos sustituir el azúcar de la preparación por fructosa natural.

COMPOTA DE MANZANA

9 manzanas golden o mejor, reineta errezila
1 dl de agua
1 rama de vainilla abierta y rascados sus granos del interior
El zumo de 1 limón

Pelar las manzanas y trocearlas en pedazos irregulares, evitando el corazón interior. Meter toda la fruta pelada y troceada en una cazuela amplia, junto a las vainas de la vainilla, los granos extraídos de su interior y el agua. Taparla y a fuego suave, tenerla hasta que empiecen a surgir los borbotones, a partir de los cuales contaremos aproximadamente 20 minutos. Retirarla del fuego y añadirle el zumo de limón. Dejarla enfriar.

COMPOTA DE MANZANA Y ROMERO

8 manzanas peladas y en dados grandes
8 cucharadas de azúcar
1 pedazo grande de mantequilla
1 ramita de romero
El zumo de 1 limón

En una cazuela amplia, ponemos la mantequilla y dejamos que se derrita y coja un ligero color avellana. En ese momento, añadimos el azúcar y dejamos que se caramelice unos minutos, sin quemarse, momento en el que añadimos la manzana y la ramita de romero, dejando que se cocine a fuego muy lento. La manzana irá soltando su propio jugo y cocinándose despacito. Si es necesario tapamos y dejamos que se haga muy lentamente unos 25 minutos. Pasado este tiempo, retiramos la rama de romero, apartamos la cazuela del fuego y añadimos el zumo de limón. La dejamos entibiar y la comemos con queso, yogur o helado de vainilla, para que se nos quite el hipo.

COMPOTA DE MELOCOTÓN

250 g de azúcar
1 rama de vainilla
El zumo de 1 limón
La ralladura de 1 limón
1 Kg. de melocotones maduros, pesados con piel pero sin hueso

Abrimos la rama de vainilla en dos, rascando su interior para extraer todas las semillas negras que encontramos en su interior. Las echamos a una cazuela junto con las dos medias ramas y el resto de ingredientes, salvo el zumo de limón. Cocemos el conjunto a fuego suave hasta que espese y forme una compota de aspecto apetecible. Serán necesarios, siempre a fuego muy leve, unos 50 minutos. Justo al retirar la compota del fuego, añadimos el zumo de limón y damos unas vueltas. Dejamos enfriar y metemos en tarros, bien cerrados en la nevera.
Si vemos que está muy dulce, podemos añadir antes de meter en tarros, una pizca más de zumo de limón y un buen chorretón de ron o whisky. Claro que si hay niños alrededor, habrá que evitar esta última parte para no iniciarlos a edad tan temprana en el mal camino.
Podemos acompañarla con galletas, bizcocho o sencillamente para azucarar un yogur natural, de una forma mucho más sabrosa que añadiendo azúcar o miel.