8 lonchas de beicon ahumado cortadas en lardones
2 dientes de ajo picados
3 cucharadas de aceite de oliva
Perejil picado
600 g de pasta recién cocida, al gusto (para este tipo de platos con salsa van bien los espaguetis o tagliatelles)
Sal
En una sartén añadimos el aceite y los lardones de beicon, dejando que se doren y vuelvan tostados. Dejamos que se vayan haciendo muy despacito e impregnen de sabor el aceite. Pasados unos 5 minutos, añadimos los ajos y antes de que se quemen, la pasta recién cocida y escurrida, salteándola, para que se le infiltre el sabor del ajo y beicon. Espolvoreamos el perejil y servimos.
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PASTA CARBONARA
8 lonchas de beicon ahumado cortadas en lardones
1/2 L. de nata líquida
2 dientes de ajo picados
1 cucharada de aceite de oliva
2 huevos batidos
Perejil picado
700 g de pasta recién cocida, al gusto (para este tipo de platos con salsa van bien los espaguetis o tagliatelles)
Sal
En una sartén añadimos el aceite y los lardones de beicon, dejando que se doren y vuelvan tostados. Dejamos que se vayan haciendo muy despacito. Pasados unos 10 minutos, añadimos los ajos y antes de que se quemen, escurrimos todo, añadiéndolo a la nata mezclada con los huevos batidos y el perejil picado. Una vez que escurrimos la pasta de su agua de cocción, la volvemos a meter en la cazuela en la que hirvieron, vacía pero aún caliente y le tiramos encima la mezcla anterior de beicon, lardones y huevos. Damos unas vueltas, de forma que espese y la pasta se empape de salsa y servimos rápidamente.
LASAÑA DE CARNE AL HORNO
1 paquete de pasta para lasaña (comprar de la que no hace falta cocer de antemano)
2 cebolletas picadas
3 dientes de ajo picados
5 cucharadas de aceite de oliva
1 Kg. de carne picada (cerdo, vaca y ternera bien veteada, para que sea jugosa)
1/2 l. de salsa de tomate
1/4 l. de salsa bechamel
Perejil picado
Queso rallado graso
En una cazuela amplia añadimos el aceite, los dientes de ajo, una pizca de sal y la cebolleta, arrimando a fuego muy suave. Dejamos que la verdura se vaya haciendo muy despacito por espacio de 20 minutos. Pasados, subimos la intensidad del fuego y añadimos la carne picada dejando que se haga por espacio de unos 20 minutos, sin dejar de mover con una cuchara de palo, para que no se apelmace y quede bien suelta. La sazonamos y añadimos la salsa de tomate, dejando reducir, para que la carne se torne melosa y la salsa espese. Añadimos el perejil y reservamos.En una bandeja profunda que pueda ir al horno, colocamos una capa de bechamel y extendemos las láminas de pasta para lasaña. Cubrimos con parte de la carne guisada, volvemos a echar una capa de bechamel y espolvoreamos una gruesa capa de queso rallado. Hacemos esto por capas, hasta terminar con los ingredientes. Es importante que la pasta de lasaña esté siempre en contacto con la bechamel. Tenemos que terminar por capa de lasaña, cubrimos de bechamel y espolvoreamos con queso rallado. Metemos la bandeja al horno, tapada con papel de aluminio y horneamos a 200º al menos 30 minutos. Los últimos 10, destapamos y dejamos que el queso se gratine para formar una costra dorada y apetitosa. Es importante todo este tiempo de cocción, para que las capas de lasaña se cuezan en el interior y queden tiernas. Usando pasta de este tipo nos evitamos el engorroso trabajo de tener que cocerla de antemano.
LENTEJAS CON CHORIZO
5 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
1 cebolleta picada
1 blanco de puerro picado
1 zanahoria picada
2 cucharadas de salsa de tomate
1 pizca de pimentón dulce de la vera
1 chorizo fresco con una pizca de picante
600 g de lentejas
Agua
Sal
1 diente de ajo fileteado
Pinchamos el chorizo con las púas de un tenedor y lo sumergimos en agua fría, en una cazuela al fuego. En el momento que hierva, lo retiramos y lo escurrimos. Hacemos esto para eliminar este primer rastro de grasa, para que no se nos quede en las lentejas.
En una cazuela amplia que normalmente usemos para guisar legumbre, añadimos 3 cucharadas de aceite de oliva y la colocamos al fuego suave. Añadimos la cebolleta, el blanco de puerro y la zanahoria y rehogamos el conjunto sin que tome color unos 5 minutos, añadiendo unos granos de sal. Vertemos la salsa de tomate y el pimentón. Añadimos entonces las lentejas y damos vueltas al fuego unos 2 minutos más, cubriendo el conjunto con agua fría, unos dos dedos por encima. Introducimos el chorizo anteriormente hervido y dejamos que cueza suavemente 50 minutos. Pasados, hacemos un refrito de ajos. Para ello, en una sartén a fuego fuerte añadimos las 2 cucharadas restantes de aceite de oliva virgen y en el momento que esté muy caliente, añadimos los ajos fileteados. Los doramos muy rápidamente, sin que se nos quemen y volcamos el conjunto sobre las lentejas que estarán al fuego. Dejamos hervir suavemente unos minutos, comprobamos que las lentejas están tiernas y sabrosas y retiramos del fuego. Rescatamos el chorizo y lo cortamos en rodajas gruesas, volviendo a introducirlas en el guiso. Están listas para comer.
HABAS SALTEADAS CON JAMÓN
800 g. de habas peladas frescas, muy tiernas y pequeñas (guardar las vainas abiertas)
1 loncha de jamón cortada en dados
10 cucharadas de caldo de vainas de haba
1 cebolleta fresca picada
2 dientes de ajo picados
4 cucharadas de aceite de oliva virgen
Sal
Cocer en un litro de agua las vainas de las habas. Rehogar la cebolleta en el aceite. Pasado un cuarto de hora, añadir el jamón, dar unas vueltas más y añadir las habas. Continuar cinco minutos más y cubrirlos con las 10 cucharadas de caldo. Dejar hervir a fuego suave otros cinco minutos, hasta que se reduzca el caldo. Rectificar el sazonamiento y si es necesario, añadir una pizca de azúcar.
Las habas cuanto más tiernas, más sabrosas, es preferible pecar de corta cocción que pasarnos de punto.
GUISANTES SALTEADOS CON JAMÓN
800 g. de guisantes pelados frescos, muy tiernos y pequeños (guardar las vainas abiertas)
1 loncha de jamón cortada en dados
10 cucharadas de caldo de vainas de guisante
1 cebolleta fresca picada
2 dientes de ajo picados
4 cucharadas de aceite de oliva virgen
Sal
Cocer en un litro de agua las vainas de los guisantes. Rehogar la cebolleta en el aceite. Pasado un cuarto de hora, añadir el jamón, dar unas vueltas más y añadir los guisantes. Continuar cinco minutos más y cubrirlos con las 10 cucharadas de caldo. Dejar hervir a fuego suave otros cinco minutos, hasta que se reduzca el caldo. Rectificar el sazonamiento y si es necesario, añadir una pizca de azúcar.
Los guisantes cuanto más tiernos, más sabrosos, es preferible pecar de corta cocción que pasarnos de punto.
ESPINACAS SALTEADAS CON JAMÓN
1 Kg. de espinacas frescas
5 dientes de ajo laminados
Un puñado de jamón cortado en finas tiras
4 cucharadas de aceite de oliva
Pimienta recién molida
Sal
Limpiamos las espinacas. Las sumergimos todas en una pila de agua fría, adicionada de unas gotas de lejía o de vinagre. Las removemos con las manos y las dejamos unos minutos a remojo para que las impurezas se precipiten al fondo. Las escurrimos cuidadosamente, eliminamos el agua y las volvemos a pasar todas por abundante agua fría, para terminar de limpiarlas bien. Les eliminamos el tallo duro y fibroso, agarrando las hojas y tirando del tallo, que se desprenderá en todo lo largo. Así todas. A las que sean muy pequeñas, como brotes, no hace falta que les retiremos el tallo, sólo a las duras. Ponemos en una cazuela amplia en la que quepan luego todas las espinacas, mientras estemos limpiando las espinacas, el aceite a fuego suave y añadimos las tiras de jamón. Dejamos que se cocinen suavemente, sin dejar de mover, sin que cojan color. Entonces subimos la intensidad del fuego y añadimos los ajos, que deberán dorarse ligeramente y todas las espinacas crudas, dando vueltas sin cesar, cubriendo con una tapa. Dejamos que vayan mermando de volumen y cocinándose, reduciéndose el jugo que irán soltando. Así unos 15 minutos. Pasados, destapamos, añadimos unos granos de sal. Les añadimos una pizca de pimenta recién molida y nos las comemos, como verdura o como guarnición. Hay quien antes de saltear las espinacas las cuece en agua salada, las escurre y bien escurridas, las añade al aceite. Es una opción, pero salteadas en crudo, quedan también muy buenas, siempre y cuando sean espinacas jóvenes y tiernas.
ESPINACAS SALTEADAS CON BEICON
1 Kg. de espinacas frescas
5 dientes de ajo laminados
Un puñado de beicon ahumado cortado en finas tiras
4 cucharadas de aceite de oliva
Pimienta recién molida
Sal
Limpiamos las espinacas. Las sumergimos todas en una pila de agua fría, adicionada de unas gotas de lejía o de vinagre. Las removemos con las manos y las dejamos unos minutos a remojo para que las impurezas se precipiten al fondo. Las escurrimos cuidadosamente, eliminamos el agua y las volvemos a pasar todas por abundante agua fría, para terminar de limpiarlas bien. Les eliminamos el tallo duro y fibroso, agarrando las hojas y tirando del tallo, que se desprenderá en todo lo largo. Así todas. A las que sean muy pequeñas, como brotes, no hace falta que les retiremos el tallo, sólo a las duras. Ponemos en una cazuela amplia en la que quepan luego todas las espinacas, mientras estemos limpiando las espinacas, el aceite a fuego suave y añadimos las tiras de beicon. Dejamos que se cocinen suavemente, sin dejar de mover, sin que cojan color. Entonces subimos la intensidad del fuego y añadimos los ajos, que deberán dorarse ligeramente y todas las espinacas crudas, dando vueltas sin cesar, cubriendo con una tapa. Dejamos que vayan mermando de volumen y cocinándose, reduciéndose el jugo que irán soltando. Así unos 15 minutos. Pasados, destapamos, añadimos unos granos de sal. Les añadimos una pizca de pimenta recién molida y nos las comemos, como verdura o como guarnición. Hay quien antes de saltear las espinacas las cuece en agua salada, las escurre y bien escurridas, las añade al aceite. Es una opción, pero salteadas en crudo, quedan también muy buenas, siempre y cuando sean espinacas jóvenes y tiernas.
ENSALADA DE ESCAROLA CON LARDONES DE BEICON
2 escarolas limpias, secas y sueltas sus hojas
1 puñado de lardones de beicon ahumado
1 diente de ajo partido en dos
6 cucharadas de aceite de oliva virgen
2 cucharadas de vinagre de sidra
Sal y pimienta
Con el diente de ajo partido en dos, untamos el bol o ensaladera en el que aliñaremos la escarola. Desechamos los dientes de ajo, sólo servirán para aromatizar la ensalada. Colocamos la escarola en el bol. Salteamos los lardones de beicon en una sartén a fuego fuerte, sin una gota de grasa, hasta que estén bien tostados. Justo en el momento de retirarlos, añadimos el vinagre y los sacamos a una taza. Los dejamos entibiar. Añadimos una pizca de sal y de pimienta sobre ellos y a continuación vertemos el aceite y damos unas vueltas.
Rociamos la vinagreta con los lardones cuidadosamente sobre la escarola, damos unas vueltas y servimos sin demora. Sal y de pimienta sobre ellos y a continuación vertemos el aceite y damos unas vueltas. Rociamos la vinagreta con los lardones cuidadosamente sobre la escarola, damos unas vueltas y servimos sin demora.
SOPA DE COCIDO, CÓMO HACER
1 puerro
2 zanahorias
1 nabo
1 cebolla con un clavo (especia) pinchado en ella
1 cabeza de ajos
10 cucharadas de aceite de oliva
2 huesos de cañada y 2 de rodilla
200 g. de costilla de cerdo
200 g de tocino de cerdo
1 Kg. de morcillo de vaca
1/4 de gallina
1 chorizo fresco
1 manojo de perejil
200 g. de garbanzos remojados de víspera
2 patatas troceadas en pedazos más bien grandes
1 puñado de fideos
Sal
Limpiar la verdura y la carne. Introducir los garbanzos en una red para evitar que se desparramen. Colocar los ingredientes (excepto el chorizo) en una olla amplia, cubrirlos con agua caliente y añadir el aceite. Hervir a fuego medio tres o cuatro horas, sacando la espuma regularmente. El hervor no debe de cesar: de otro modo, nos arriesgamos a que el garbanzo encalle. Media hora antes de finalizar, incorporar el chorizo y las patatas.
El servicio se hace en tres “vuelcos”: primero se sirve la sopa (tras desgrasar el caldo, coceremos en él los fideos). Después, los garbanzos guarnecidos de verduras y patatas, chorizo, huesos de cañada, costilla de cerdo y tocino, todo ello troceado y distribuido sobre la legumbre. Por último, presentaremos la carne acompañada de una piperrada o salsa de tomate.
La carne de morcillo, la más habitual, puede ser sustituida por otras sabrosas (especialmente recomendables son la de rabo y las carrilleras). Según la importancia que se dé al sabor de la carne habremos de introducirla antes o después: si se prefiere que dé sabor al conjunto, conviene ponerla junto con las verduras, en agua fría (los garbanzos, cuando hierva el agua); si se desea que resulte sabrosa, hay que introducirla cuando el contenido de la olla está casi hirviendo; la ebullición ha de ser siempre suave y continua.