4 trozos hermosos de costilla de cerdo
2 dientes de ajo picados
Perejil cortado en tiras
1 pizca de aceite de oliva
1 pizca de zumo de limón
1 cucharada hermosa de mostaza de grano
1 pizca de vinagre
1 pizca de vino blanco
Agua y sal
Sazonamos las costillas alegremente y las embadurnamos de aceite de oliva, ajo picado y zumo de limón. Las colocamos en una bandeja con la parte de la carne hacia la bandeja y añadimos al menos 1 vaso de agua y una pizca de vino blanco. La introducimos a un horno precalentado a 200ºc. por espacio de unos 25 minutos. Pasados, le damos la vuelta a la costilla, rociamos con el jugo que habrá en el fondo y dejamos que termine de asarse otros 20 minutos, o hasta que quede bien tostada. Es preferible rociarla de vez en cuando con el jugo, para que quede bien rubia. Nunca habrá de quedar el fondo seco. Si es necesario añadimos más vino o agua. Colocamos la costilla en una bandeja y el jugo del fondo en un cazo al fuego, dejando que comience a hervir. En ese momento, añadimos la cucharada de mostaza, el vinagre y mucho perejil picado, dando unas vueltas. Sazonamos el jugo y lo rociamos sobre la carne.