RABO DE VACA GUISADO

2 rabos de vaca, de 1 Kg. cada uno, partidos en trozos por sus juntas
1/4 l. de vino blanco
1 zanahoria
2 cebollas
10 dientes de ajo enteros
1 trozo hermoso de mantequilla
3 l. de agua
1 pastilla de caldo de carne
Aceite de oliva y sal

Es importante que el rabo nos lo seccione el carnicero por sus juntas; hace falta maña para hacerlo. Sazonar los trozos de rabo y saltearlos por tandas en 1 pizca de aceite, hasta que se doren. Reservar los trozos de rabo y tirar el aceite que normalmente se suele quemar. Entonces añadimos una pizca más de aceite limpio y en el mismo fondo, para recuperar los jugos adheridos, a fuego más suave, cocinamos todas las verduras troceadas en pedazos hermosos. Dejarlas 15 minutos y sazonarlas, sin dejar de dar vueltas. Entonces introducimos los pedazos de rabo salteados junto con el jugo que hayan podido soltar, el vino, el agua y la pastilla de caldo, sazonando una vez más ligeramente. Tapar y dejar que hierva a fuego muy lento hasta que la carne esté muy tierna y se despegue fácilmente del hueso pero sin que se deshaga, unas 4 horas aproximadamente. El tiempo puede oscilar, según la naturaleza de la carne utilizada. Si la hacemos en olla rápida serán necesarios al menos 90 minutos. Abrimos la olla y retiramos los trozos de carne del caldo. Colamos éste último y lo reducimos a fuego lento hasta dejarlo en un litro aproximadamente. Le incorporamos el pedazo grande de mantequilla en pequeños trozos, mientras hierve, para que espese. Probar la sal: ha de quedar un poco soso, ya que todavía debe reducir más y no ha de haber riesgo de que la salsa quede salada. Volver a introducir los trozos de rabo ahí y continuar su cocción a fuego muy lento, de manera que la carne se vaya abrillantando y la salsa espesándose, formando sobre los trozos una cobertura brillante. Esta última cocción puede durar unos 30 minutos. Es importante reseñar que este guiso, como muchos otros de carne, hay que llevarlo a cabo manteniendo el punto de ebullición muy bajo, para que apenas se perciba un leve borboteo. Sólo operando de esta manera se mantendrá la sabrosura y melosidad de la carne.

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