8 pepinos de tamaño medio, muy frescos
10 cucharadas de aceite de oliva virgen
El zumo de 1 limón
Sal y pimienta recién molida
Es importante aliñar pepinos frescos, que no estén separados de la planta mucho tiempo, y de tamaño más bien pequeño. Los pelamos y les retiramos todo rastro de piel que tengan. Cuanto más lleguemos al centro más jugosos y más gelatinosos.
Los partimos en rodajas muy delgadas y los aliñamos con una vinagreta hecha en una taza, mezclando el zumo de limón con sal y pimienta y añadiendo el aceite de oliva en fino cordón. Servir bien fresca.