Archivo de la categoría: VERDURAS, LEGUMBRES Y HORTALIZAS

PATATAS CUAJADAS MATEO

4 patatas hermosas
1 loncha de jamón serrano
1 huevo
1/2 l. de leche

Pelamos las patatas y las cortamos como del tamaño de una moneda, no muy gruesas. En una sartén, damos una vuelta a la loncha de jamón, en aceite. Freímos las patatas en abundante aceite, que se queden más o menos blandas y las escurrimos.
Las colocamos bien escurridas en una fuente de horno. Batimos el huevo y añadimos la leche, sal y la loncha de jamón en tiras, rota. Vertemos esta mezcla sobre las patatas hasta cubrirlas y se tiene en el horno a 200º hasta que cuaje y se tueste la superficie.

PASTEL DE PATATA Y BEICON

4 patatas de pulpa amarilla, cortadas en rodajas finas
20 láminas finas de beicon ahumado
Queso Idiazabal de media curación rallado
1 trozo hermoso de mantequilla.
Sal y pimienta.

Para hacer este pastel podemos utilizar una cazuelita de barro redonda o un molde de pastel tipo plumcake. Una vez escogido el molde, lo embadurnamos con mantequilla. Lo tapizamos con 10 láminas de beicon, dejando salir un extremo de la loncha hacia fuera para poder luego cerrar la tarta.
Poner en el fondo una capa de rodajas de patata, una pizca de queso rallado, unos pedacitos de mantequilla y tapizar con más lonchas de beicon. Volver a repetir la operación de las distintas capas, patata, queso, mantequilla y beicon hasta terminar las lonchas de beicon, las patatas y el queso. Debemos terminar con una capa de patatas y cerrar, apretando bien con el beicon que sobresale por los costados. Debe quedar bien compacto. Tapar con papel de aluminio y hornear 25 minutos a 200º Dejarlo reposar unos minutos para que las distintas capas de patata se empapen y una vez templado, cortarlo en rodajas gruesas, acompañándolo con una ensalada bien verde. También podemos emplearlo como guarnición de cualquier carne asada o a la plancha.

PATATAS A LA IMPORTANCIA

1 Kg. de patatas peladas y cortadas en rodajas de 1 cm. de grosor
2 cebolletas pequeñas
2 dientes de ajo
4 pistilos de azafrán natural
1 puñado de hojas de perejil
1 vaso de agua
1/2 vaso de vino blanco
Huevo batido y harina para rebozar
Aceite de oliva para freír

Sazonamos las patatas y las pasamos por harina y por huevo batido, friéndolas en abundante aceite caliente, a fuego medio. No deben quedar muy tostadas. Las escurrimos y las colocamos en una bandeja con papel absorbente, para eliminar el exceso de grasa.
En una cazuela amplia, en la que quepan luego holgadamente las patatas, una cazuela más bien baja, añadimos una pizca de aceite en el que hemos rebozado las patatas y sofreímos a fuego medio las cebolletas. Mientras tanto, majamos o en su defecto picamos con cuchillo el ajo y el perejil, incorporándolo al sofrito en el momento que la cebolleta esté dorada. Removemos y echamos el agua. Dejamos hervir y en ese momento añadimos las patatas que teníamos reservadas, el azafrán, sal y el vino. Dejamos cocer a fuego lento hasta que las patatas estén muy tiernas. Si hace falta, durante la cocción añadimos un poco más de agua, de forma que las patatas se hagan en su propia salsa. No deben nadar en ella, el resultado debe ser patatas empapadas en una salsa no muy abundante, que se ligará por acción de la fécula de la patata y el rebozado.

FORMA DE COCER BIEN LAS PATATAS EN AGUA

Es muy importante utilizar patatas de pulpa amarillenta par cocer. Es una regla un poco general, pero normalmente las que tienen una pulpa que tira hacia ese color, son las que una vez cocidas están más prietas y mantienen la forma al cortarlas en rodajas.
Para cocer patatas hay que intentar seleccionarlas de un mismo tamaño medio, para que la cocción sea uniforme y se cuezan en el mismo tiempo aproximado. Las lavamos y las introducimos en agua fría, sazonada. La magia suele ser cocerlas acompañadas de algunos aromáticos para que estén más sabrosas una vez peladas y cortadas en rodajas (unos granos de pimienta negra, un poco de clavo, una ramita de apio, una pizca de puerro, un chorretón de vino blanco, unas gotas de aceite de oliva, etc.).
El hervor debe ser constante y muy pausado, para que las patatas no revienten y al pelarlas no podamos hacer rodajas enteras con ellas. Este punto es muy importante, fuego muy leve. Si las cocemos rápido lo único que conseguiremos será hacer un puré.
Una vez cocidas, dependiendo del tamaño, pero que puedan atravesarse con el filo de un cuchillo, las escurrimos, las dejamos entibiar y las pelamos antes de que se enfríen, para poder soltar la piel más fácilmente. Si no las vamos a comer en el momento, lo mejor es guardarlas sin pelar, para que no oscurezcan. De todas formas es mejor cocerlas al momento, las patatas cocinadas tienen mal genio y no se dejan guardar mucho tiempo ni en la nevera ni a temperatura ambiente. Se endurecen y cogen sabores ajenos.

LENTEJAS GUISADAS VIUDAS

5 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
1 cebolleta picada
1 blanco de puerro picado
1 zanahoria picada
2 cucharadas de salsa de tomate
1 pizca de pimentón dulce de la vera
600 g de lentejas
Agua
Sal
1 diente de ajo fileteado
En una cazuela amplia que normalmente usemos para guisar legumbre, añadimos 3 cucharadas de aceite de oliva y la colocamos al fuego suave. Añadimos la cebolleta, el blanco de puerro y la zanahoria y rehogamos el conjunto sin que tome color unos 5 minutos, añadiendo unos granos de sal. Vertemos la salsa de tomate y el pimentón. Añadimos entonces las lentejas y damos vueltas al fuego unos 2 minutos más, cubriendo el conjunto con agua fría, unos dos dedos por encima. Volvemos a sazonar ligeramente y dejamos que cueza suavemente 50 minutos. Pasados, hacemos un refrito de ajos. Para ello, en una sartén a fuego fuerte añadimos las 2 cucharadas restantes de aceite de oliva virgen y en el momento que esté muy caliente, añadimos los ajos fileteados. Los doramos muy rápidamente, sin que se nos quemen y volcamos el conjunto sobre las lentejas que estarán al fuego. Dejamos hervir suavemente unos minutos, comprobamos que las lentejas están tiernas y sabrosas y retiramos del fuego. Están listas para comer.
Si queremos añadir chacina, podemos cocer aparte en agua chorizo tierno, morcillas, costilla de cerdo o algún corte a nuestro gusto y una vez troceado, añadirlo 5 minutos antes de retirar las lentejas del fuego.

LENTEJAS CON CHORIZO

5 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
1 cebolleta picada
1 blanco de puerro picado
1 zanahoria picada
2 cucharadas de salsa de tomate
1 pizca de pimentón dulce de la vera
1 chorizo fresco con una pizca de picante
600 g de lentejas
Agua
Sal
1 diente de ajo fileteado
Pinchamos el chorizo con las púas de un tenedor y lo sumergimos en agua fría, en una cazuela al fuego. En el momento que hierva, lo retiramos y lo escurrimos. Hacemos esto para eliminar este primer rastro de grasa, para que no se nos quede en las lentejas.
En una cazuela amplia que normalmente usemos para guisar legumbre, añadimos 3 cucharadas de aceite de oliva y la colocamos al fuego suave. Añadimos la cebolleta, el blanco de puerro y la zanahoria y rehogamos el conjunto sin que tome color unos 5 minutos, añadiendo unos granos de sal. Vertemos la salsa de tomate y el pimentón. Añadimos entonces las lentejas y damos vueltas al fuego unos 2 minutos más, cubriendo el conjunto con agua fría, unos dos dedos por encima. Introducimos el chorizo anteriormente hervido y dejamos que cueza suavemente 50 minutos. Pasados, hacemos un refrito de ajos. Para ello, en una sartén a fuego fuerte añadimos las 2 cucharadas restantes de aceite de oliva virgen y en el momento que esté muy caliente, añadimos los ajos fileteados. Los doramos muy rápidamente, sin que se nos quemen y volcamos el conjunto sobre las lentejas que estarán al fuego. Dejamos hervir suavemente unos minutos, comprobamos que las lentejas están tiernas y sabrosas y retiramos del fuego. Rescatamos el chorizo y lo cortamos en rodajas gruesas, volviendo a introducirlas en el guiso. Están listas para comer.

HABAS SALTEADAS CON MOLLEJAS

800 g. de habas pequeñas tiernas, peladas
200 g. de mollejas de cordero o ternera
1 dl. de caldo de vainas de haba
1 cebolleta fresca picada
2 dientes de ajo fileteados
4 cucharadas de aceite de oliva virgen
Sal
Mantener las mollejas en agua fría media hora. Secarlas y limpiarlas, retirando las partes duras y pellejos. Trocearlas en pedazos medianos y sumergirlas unos segundos en agua hirviendo. Escurrirlas y secarlas. Sazonarlas
Cocer en un litro de agua las vainas de las habas. Rehogar la cebolleta en una cazuela en dos cucharadas de aceite; Al cuarto de hora, añadir las habas. Proseguir cinco minutos más y cubrirlas con el caldo. Sazonar ligeramente. Dejar hervir a fuego suave otros cinco minutos.
Dorar los ajos en una sartén en el aceite restante. Saltear las mollejas a fuego vivo, hasta que se doren, cuidando de que no se sequen. Servir en una fuente las habas y, sobre ellas, las mollejas salteadas.

LIMPIEZA DE LAS HABAS

Abrimos las vainas de las habas y separamos los granos de su interior. Guardamos las vainas vacías y las limpiamos con agua. Las usamos para hacer un caldo de verduras con el que luego mojaremos las preparaciones en las que intervengan las habas.
Ponemos agua a hervir con una pizca de sal y en el momento que surgen los hervores introducimos los guisantes. En el momento que surgen de nuevo y dependiendo del tamaño de las habas, las hervimos de 10 segundos, si son minúsculas hasta 5 minutos, si son duras como perdigones. Las escurrimos, las introducimos en un baño de agua helada ligeramente salada, para fijar la clorofila y que queden bien verdes y las escurrimos. Estarán listas para cocinarse, salteadas, desperdigadas entre las hojas de una ensalada o como indique la receta. No necesitarán mucho más tiempo de fuego, puesto que están ya cocinadas. Las añadimos, si se cocinan en caliente, justo al final de la preparación en la que las utilicemos (si es una menestra, espolvoreadas al final, si son salteadas, justo al sacar del fuego el sofrito que hayamos preparado…).
Algunos exquisitos, sobretodo con paciencia y sin prisas, pelan una vez cocidas las habas de gran tamaño para eliminar el pellejo y comer sólo el grano verde y tierno del interior.

HABAS SALTEADAS CON JAMÓN

800 g. de habas peladas frescas, muy tiernas y pequeñas (guardar las vainas abiertas)
1 loncha de jamón cortada en dados
10 cucharadas de caldo de vainas de haba
1 cebolleta fresca picada
2 dientes de ajo picados
4 cucharadas de aceite de oliva virgen
Sal
Cocer en un litro de agua las vainas de las habas. Rehogar la cebolleta en el aceite. Pasado un cuarto de hora, añadir el jamón, dar unas vueltas más y añadir las habas. Continuar cinco minutos más y cubrirlos con las 10 cucharadas de caldo. Dejar hervir a fuego suave otros cinco minutos, hasta que se reduzca el caldo. Rectificar el sazonamiento y si es necesario, añadir una pizca de azúcar.
Las habas cuanto más tiernas, más sabrosas, es preferible pecar de corta cocción que pasarnos de punto.

HABAS CON HUEVO ESCALFADO

800 g. de habas peladas frescas, muy tiernas y pequeñas (guardar las vainas abiertas)
1 loncha de jamón cortada en dados
10 cucharadas de caldo de vainas de haba
1 cebolleta fresca picada
2 dientes de ajo picados
4 cucharadas de aceite de oliva virgen
4 huevos frescos
Sal
Cocer en un litro de agua las vainas de las habas. Rehogar la cebolleta en el aceite. Pasado un cuarto de hora, añadir el jamón, dar unas vueltas más y añadir las habas, con una pizca de azúcar. Continuar cinco minutos más y cubrirlas con las 10 cucharadas de caldo. Cascar los huevos en su interior, delicadamente para que no se rompan y en cada extremo de la cazuela, para que queden sueltos y no se peguen sus claras. Dejar hervir a fuego muy suave otros cinco minutos, hasta que se reduzca el caldo ligeramente y los huevos se cuajen. Rectificar el sazonamiento.