200 g. de nata líquida
250 g. de azúcar
10 yemas de huevo
150 g. de zumo de limón
60 g. de gelatina en polvo
200 g. de claras de huevo
Calentamos en una cazuela sin que hierva, muy importante, la nata mezclada con 100 g. de azúcar y las yemas de huevo. Sin dejar de batir y cuando esté a una temperatura alta pero sin hervir en ningún caso, le añadimos el zumo de limón y la gelatina en polvo, mezclando con unas varillas batidoras. Lo retiramos a un lado y dejamos que se temple ligeramente. Aparte montamos en un bol las claras a punto de nieve bien firme y las azucaramos con los 150 g. restantes de azúcar. Entonces sobre el bol en el que tenemos la crema de limón tibia, vamos añadiendo con una espátula de goma las claras montadas, mezclando de arriba abajo, para que no se bajen, muy delicadamente, de forma que consigamos una mousse muy bien mezclada. Repartimos la mezcla en boles o tarros y los introducimos en la nevera unas horas para que la mousse se asiente y quede bien fresca. Servirla.