MERMELADA DE CEBOLLA

10 cebollas hermosas
1 cucharada de mantequilla
2 cucharadas de azúcar
10 cucharadas de aceite de oliva
8 cucharadas soperas de granadina
Sal

Cortamos las cebollas en finas tiras, cuidadosamente. En una cazuela amplia, en la que quepan holgadamente las cebollas, añadimos el azúcar. Arrimamos a fuego medio y dejamos que se caramelice el azúcar con cuidado para que no se queme. Cuando obtenemos un caramelo rubio, añadimos rápidamente la mantequilla, dejamos que se derrita completamente y añadimos las cebollas, dando unas vueltas para que se empapen bien. Subimos el fuego y añadimos el aceite de oliva, además de una pizca de sal. Sin dejar de remover con una cuchara de palo, dejamos que la cebolla se caramelice y adquiera un atractivo color oscuro, sin dejar en ningún caso que se queme. La tendremos así unos 30 minutos, sin dejar de dar vueltas. Pasado ese rato, tapamos la cazuela, suavizamos la intensidad del fuego y dejamos que la cebolla se confite suavemente unas dos horas, aproximadamente. Media hora antes de que se cumpla el tiempo al fuego, destapamos definitivamente, añadimos la granadina, una pizca más de sal y dejamos que la cebolla, convertida en dulces filamentos de mermelada, termine de cocinarse.
La apartamos del fuego, dejando que se enfríe. La podemos meter en tarros y conservarla en la nevera has ta su consumo.
En vez de cortar las cebollas en tiras, podemos hacer la prueba a hacer la mermelada con cebolla picada u otros ingredientes como el puerro o incluso las endibias. Queda con un punto amargo muy interesante.
Es fantástica para compañar cualquier carne asada, a la plancha o guisada. Particularmente buena para comerla en bocadillo con algún resto de pollo asado y una pizca de all-i-oli. También podemos añadir una cucharada cuando terminamos de saltear unas mollejas o unas criadillas en dados, justo antes de retirar el salteado del fuego.

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