24 alcachofas
8 dientes de ajo enteros
1 cebolla en rodajas
1 ramita de apio entera
2 zanahorias peladas y en rodajas
10 cucharadas de aceite de oliva
10 cucharadas de vino blanco
1 l. de agua
1 pastilla de caldo de carne de calidad
Un manojo de ramas de perejil
1 hoja de laurel
1 rama de tomillo fresco
Sal
Limpiar las alcachofas despojándolas de las hojas exteriores y pelando la base del tallo de tal forma que nos quede exclusivamente el corazón de las mismas junto a su tallo. Sudar toda la verdura excepto las alcachofas en el aceite de oliva, añadiendo al final las ramas de perejil, el laurel y el tomillo. Así durante unos 15 minutos, sin que cojan color. Agregar entonces las alcachofas enteras o partidas en dos, como prefiramos, y las rehogamos unos minutos más. Mojarlas con el vino blanco y el agua, añadir la pastilla, sazonar ligeramente y cocerlas tapadas hasta que las alcachofas estén tiernas (20/30 minutos). Dejarlas enfriar en el mismo caldo y conservarlas ahí. De aquí, bien escurridas las podemos comer frías, tibias o calientes, aderezadas sencillamente con un poco de aceite de oliva virgen o una mayonesa. Esta es una forma de cocerlas. A partir de aquí las podremos servir en salsa, con almejas, etc.
(Una forma muy sabrosa de comerlas también es colar el caldo resultante y calentar las alcachofas en él, justo cubiertas, añadiendo al final un buen chorretón de aceite de oliva virgen crudo y una pizca de cáscara de limón rallada. Comerlas con cuchara. Son increíbles).