4 tomates maduros
1 lata de hígado de bacalao en aceite, escurrido
2 cucharadas de vinagre de sidra
8 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
Sal
Eliminar el pedúnculo de los tomates y con mucha precaución, ayudándonos de un cuchillo afilado, pelarlos de manera que sólo nos quede el fruto y su pulpa roja. La peladura del tomate, la desechamos. El tomate pelado en ensalada, sabe mucho más rico, aunque tenga un poco más de trabajo que el trocearlo, sin más.
Cortarlos en dos, apoyar su parte plana contra la tabla de la mesa y cortarlos en gruesas rodajas. Disponerlas en un plato o fuente. Salarlas. Cortamos también en lonchas el hígado de bacalao en aceite. Desperdigarlas por la superficie de los tomates y aliñar la ensalada con el vinagre de sidra y el aceite de oliva virgen.