4 lomos gruesos de bacalao fresco, de 220 g
Una pizca de harina
Huevo batido
Aceite de oliva
Sal
Enharinamos el bacalao, sacudiendo el exceso suavemente. Arrimamos al fuego una sartén con abundante aceite a fuego fuerte. Sin dejar que se queme en absoluto, introducimos las tajadas de bacalao pasadas por huevo batido y dejamos que se frían en el aceite unos 2 ó 3 minutos, según su grosor. Las vamos volteando con una espumadera, de forma que bajo una costra dorada y crujiente se esconda una carne sonrosada y jugosa. Que no se seque el pescado. Al sacarlo, lo escurriremos sobre una hoja de papel.