1,5 kg de almejas
3 cucharadas soperas de aceite de oliva
1 punta de cayena
2 dientes de ajo laminados
1 cucharada sopera de vinagre de sidra
Perejil picado toscamente
Lavar en abundante agua las almejas, de forma que eliminemos las impurezas y posibles restos de arena que pudieran contener. Comprobar siempre que las almejas que compremos sean de calidad para evitar posibles intoxicaciones alimenticias. Escurrirlas una vez limpias y secarlas.
En una sartén en la que quepan holgadamente todas las almejas, añadimos en primer lugar el aceite de oliva y lo calentamos. En ese momento, añadimos la cayena y los ajos laminados y sin que de tiempo a que se quemen, volcamos las almejas, dando unas vueltas enérgicamente. Las almejas se han de saltear a fuego muy vivo y rápidamente, retirando del fuego a una bandeja caliente las que veamos que se van abriendo por acción del calor.
En el momento que estén todas ya en la bandeja caliente, retiradas del fuego y hayamos abierto la última, añadimos el vinagre de sidra y dejamos reducir unos instantes al fuego, para que se elimine el sabor fuerte y ácido del vinagre, debiendo quedar sólo el sabor.
Fuera del fuego, añadimos el perejil picado y damos unas vueltas, para que el refrito quede ligado. Entonces lo rectificamos de sazonamiento si fuera necesario y lo volcamos delicadamente sobre las almejas aún calientes que reposan sobre la bandeja.
Si es necesario haremos las almejas en dos o tres veces, si no disponemos de una sartén o cazuela lo suficientemente grande como para hacerlas todas juntas.