1 kg de chipirones de tamaño medio
Harina
Sal
Aceite de oliva para freír
2 dientes de ajo
Si el pescadero es magnánimo, que en la pescadería nos los limpien perfectamente, retirándoles las tripas, dejando por separado los cuerpos (muy importante con su piel intacta) y los tentáculos. La piel de los chipirones es muy sabrosa, por eso no hay que quitarla nunca, siempre que esté en buen estado. Una vez limpios, los pasamos por agua y los secamos bien. Si los cuerpos son muy grandes, los partimos en trozos medianos. Verter en una sartén el aceite de oliva, cubriendo aproximadamente 2 dedos de altura. Poner a fuego suave junto a los ajos para que se empape del aroma y los ajos no se quemen. Entonces, a los pocos minutos retiramos los ajos y subimos la temperatura, introduciendo los chipriones sazonados y enharinados ligeramente, teniéndolos vuelta y vuelta, hasta que se doren. Los hacemos en 3 ó 4 tandas, para que no baje la temperatura del aceite. Dorados y crujientes, los escurrimos y los servimos con unos gajos de limón.