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REFRITO PARA PESCADO

Cuando nos disponemos a preparar una ajada frita para rociar el pescado asado o cocido, es frecuente que, al añadir el vinagre al aceite hirviendo de la sartén, éste chisporrotee y nos de más de un disgusto con la quemaduras, además del pifostio que se organiza con tanta salpicadura. Luego hay que limpiarlo todo.
Aunque en la mayoría de las recetas que requieren refrito aconsejamos la forma clásica, por si acaso, avisamos de que hay que hacerlo con sumo cuidado.
Además, aquí proponemos una manera menos peligrosa de acabar el pescado. Una vez que tenemos la ajada preparada e hirviendo el aceite, rociaremos el pescado directamente con el vinagre, muy generosamente, como si se tratara de una ensalada viva. Después, vertemos la ajada y el aceite sobre toda la superficie del pescado.
En el fondo de la bandeja o fuente, se nos habrán juntado el vinagre, el aceite de la ajada y los jugos que el pescado ha soltado. Todo este líquido debemos echarlo de nuevo a la sartén, para ligarlo en vaivén a fuego medio. Cuando comience el chisporroteo y la salsa adquiera un color crema pálido, volvemos a rociarlo sobre el pescado. Ya está.

PESCADO, CÓMO DESCAMAR

Para descamar un pescado, tenemos a nuestro pescadero de confianza y de nuestros amores, que lo hará como un campeón. Pero si nos toca lidiar con algún bicho que nos regale el aficionado a la caña de turno, hay que ponerse manos a la obra. Es mejor descamar el animal antes de eviscerarlo, para que la cavidad abdominal esté bien rechoncha y así sea más fácil quitar las escamas. Los profesionales tienen descamadores, nosotros lo haremos con el dorso de un cuchillo que no corte nada, a poder ser sin filo. Apoyamos el pez en el fondo de una fregadera o sobre una mesa cerca de un grifo y rascamos con cuidado su piel, para levantar las escamas, siempre en el sentido de la cola hacia la cabeza, porque si lo hacemos al revés, pensaremos que nuestro pez no tiene escamas, no saldrá ninguna. Hacemos especial hincapié en levantar las escamas que están cerca de la agallas, bajo las aletas, en la espina dorsal, en el vientre y cerca de la cola. Una vez acabado, evisceramos, retiramos las aletas con una tijera y si es preciso descabezamos. Antes de limpiar el pescado en lomos o en rodajas, lo agarramos de la cola, lo volvemos a pasar por agua, lo enganchamos de la cola de nuevo y le pasamos la palma de la mano cerrada, sobre todo su cuerpo, para retirar y eliminar el agua que se queda alojada en los huecos donde se enganchaban las escamas, eliminando además todo tipo de suciedad. Ya está.

CALDO DE PESCADO, CÓMO HACER

2 cucharadas soperas de aceite de oliva
2 cebollas medianas en rodajas
1 puñado de champiñones limpios en rodajas
1 verde de puerro picado
1 Kg. de cabezas y espinas de pescado blanco, bien lavadas para eliminar rastros de sangre, en pedazos pequeños -decir al pescadero que les dé 12 machetazos para partirlas-
1 buen chorro de vino blanco
Sal gorda
2 l. de agua
Arrimar una cazuela al fuego con el aceite y cocinar en él a fuego suave las cebollas, los champiñones y el verde de puerro, unos 5 minutos. Una vez tierna la verdura, añadir el pescado. Subir el fuego y cocinar otros 5 minutos removiendo de vez en cuando. Sazonar ligeramente. Verter el vino y hervirlo unos segundos. Añadir unos 2 l. de agua y hervir unos 15 minutos a fuego lento. Retirar del fuego y dejar reposar el caldo durante 10 minutos, para que se precipiten las impurezas. Colarlo.