1 molde de tarta con el fondo cubierto de hojaldre, dejando unos centímetros que sobresalga a su alrededor
1 disco de hojaldre ligeramente más pequeño con el que cubrir la tarta
8 manzanas reinetas ácidas, tipo errezil o reineta
1 trozo hermoso de mantequilla
2 ramas de vainilla natural
1 huevo y 1 yema
2 cucharadas de azúcar
La ralladura de 1/2 limón
Pelamos las manzanas y las partimos en cuartos, eliminándoles su corazón duro con ayuda de un cuchillo afilado. Ponemos una sartén grande, a fuego suave, con la mantequilla y añadimos los cuartos de manzana y las ramas de vainilla abiertas en dos y rascados los granos de su interior, todo al fuego. Dejamos que se vayan dorando suavemente y se impregnen del aroma de la vainilla y la mantequilla. Es preferible al principio dorarlas ligeramente, para que tomen color caramelizado y luego terminarlas de hacer a fuego pausado. Más o menos calculamos unos 20 minutos al fuego. Las podemos hacer en dos tandas, para que no se nos apelmacen. Es mejor ir despacito. Una vez hechas, las retiramos y las dejamos enfriar. En un bol, mezclamos con unas varillas batidoras el huevo, el azúcar y la ralladura de limón, hasta que la mezcla espume, se vuelva un poco blanca y parezca una crema. Más o menos unos 10 minutos de muñeca. Entonces, ya frías las manzanas, las vamos colocando en el fondo del molde de hojaldre, a 1 centímetro del borde, de forma que queden bien prietas y ligeramente abombadas en su centro, es decir, vamos a hacer una típica tarta del oso Yogui, en el centro un poco abusada de manzanas. Una vez todas puestas, las cubrimos con la mezcla cremosa de huevos, azúcar y limón y colocamos encima el disco de hojaldre. Con el sobrante del hojaldre inferior, el de la base, vamos pellizcando hacia adentro y en todo su contorno el disco de hojaldre superior, como si fuera una empanada, sellándola. Con ayuda de una brocha y la yema batida, pintamos toda la superficie, haciendo unos agujeros con las púas de un tenedor, para que el vapor de la fruta salga al exterior y no se hinche la tarta. La horneamos a 200º unos 40 minutos, teniéndola los primeros 20 minutos cubierta con papel de aluminio, para que no se dore demasiado y retirándolo los últimos 20 de cocción. Ha de quedar dorada y muy jugosa en su interior. Comerla templada o a temperatura ambiente, no guardarla nunca en la nevera, para que el hojaldre no se reblandezca.