1/2 Kg. de garbanzos remojados en agua al menos 12 horas
1 Kg. de espinacas frescas lavadas y limpias
1 huevo cocido
1 cebolleta
1 diente de ajo
1 pizca de perejil
Aceite de oliva
En una olla a presión amplia, añadimos los garbanzos cubiertos del agua de remojo. Arrimamos a fuego suave y dejamos cocinar 10/15 minutos. En una sartén añadimos aceite de oliva y la cebolleta picada, dejando que se sofría con un poco de sal y añadiendo al final un poco de harina. Aparte en un mortero o en el vaso de una batidora machacamos el diente de ajo y el perejil y unos 20 garbanzos y la yema de huevo cocida. Majamos y desleímos con un poco de agua de los garbanzos. Cocemos las espinacas y vertemos todo en los garbanzos, junto con la cebolleta picada y el majado, dando un ligero hervor. Debe quedar un guisote contundente.
Lo cierto es que no soy muy de espinacas y me daba un poco de miedo la receta. Sin embargo a mi mujer le encanta “el verde» y me decidí por esta receta por lo equilibrada que me parecía.
Para ganar tiempo opte por unas espinacas congeladas (por lo menos me ahorré el limpiarlas).
El resultado inmejorable, suave, sabroso… eso sí, para hacerla un pelín más calórico a acompañe de unos costrones de pan frito.