Colocamos tres capas de papel de cocina sobre un plato llano. Sobre el mismo papel, colocamos los trozos de chorizo. Si son choricitos pequeños, los pinchamos con un tenedor para que salga más fácilmente la grasa. Cubrimos con otras tres capas de papel e introducimos el plato a máxima potencia (650 w.) hasta que veamos que empieza a hacer ¡crisp, crisp! y comienzan a ponerse tostaditos.
El sobrante de grasa se queda en el papel en vez de en nuestros michelines, el chorizo se queda calentito y frito y podemos hacer un bocata de campeonato, por ejemplo. Y sin manchar más que el plato, que puede ir directamente al lavavajillas y lo perdemos así de vista. Sin fregarlo, claro.
CHORIZO, CÓMO FREÍR EN EL MICROONDAS
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