24 alcachofas
150 g de harina
1/4 l. de agua
1 pizca de azúcar
15 g de levadura prensada de panadería
1/2 cucharadita de sal
Aceite de oliva o girasol para freír
Poner la harina, la sal, el azúcar y la levadura en un bol, desmenuzando todo con la yema de los dedos. Añadir entonces poco a poco el agua que deberá de estar templada, a unos 30ºc., no más caliente, para que no matemos la levadura. Con ayuda de una varilla o de una cuchara, vamos incorporando el agua hasta que absorba toda, intentando que no se formen grumos. Cubrimos el bol con un trapo y lo dejamos reposar una media hora en un sitio templado, por ejemplo en el cuarto de la lavadora.
Veremos que la masa fermenta y hace burbujas. Entonces limpiamos las alcachofas perfectamente, como si las fuéramos a cocer. Las cortamos en rodajas finas, apoyando la base de la alcachofa sobre la tabla y partiendo en perpendicular. Una vez todas cortadas, cosa que podemos ir haciendo poco a poco, para que no se oxiden, sazonamos las rodajas de alcachofa y las sumergimos en la masa de tempura, de una en una, rápidamente y sin soltarlas, pellizcadas de una esquina y de ahí al aceite caliente, en una sartén, para freírlas. Hacemos lo mismo con todas y una vez bien escurridas, las comemos bien crujientes.
Las podemos acompañar, untándolas, con una salsa romesco, un all-i-oli o una buena salsa de tomate fría.