200 g. de bacalao salado desmigado
1 trozo grande de pan para sopa: zopako, pistola… (En caso de no tenerlo, tostar media barra de pan en el horno).
15 cucharadas de aceite de oliva
Los dientes sueltos de 1 cabeza de ajos
2 cucharadas de pulpa de choriceros en conserva
4 cucharadas de salsa de tomate
1/2 l. de agua
1 trozo de guindilla seca
4 huevos
Pasar el bacalao desmigado por agua fría, dentro de un colador, para desalarlo. Romperlo en hebras con las manos para que la sal se retire más fácilmente. Rehogar los ajos enteros, sin pelar en una cazuela; antes de que tomen color, retirarlos. Añadir la guindilla y el bacalao; ligar la salsa, meneando la cazuela. Agregar la pulpa de choriceros, la salsa de tomate y el pan cortado en finas y delgadas rebanadas. Rehogarlo todo. Mojar con el agua caliente, en la que habremos diluido una pastilla de caldo de pescado de calidad. Si tenemos caldo de pescado natural, mejor. Cocer lentamente, una hora aproximadamente, a fuego lento, aplastando regularmente el conjunto con una cuchara de madera. Debe quedar una sopa muy densa. Antes de servir, se puede añadir un huevo por persona, escalfado en la zurrukutuna, unos minutos antes de retirarla del fuego o bien batido y desleído con la cuchara.