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AJOS CONFITADOS COMO GUARNICIÓN

6 cabezas de ajo, de dientes hermosos
Aceite de oliva hasta cubrir
Sal

Podemos confitar los ajos pelados o enteros, con su piel. Lo vamos a hacer con su piel, para garantizar un confitado más homogéneo y que de esta forma los dientes queden enteros. Soltamos todos los ajos de la cabeza, los colocamos en una cazuela y vertemos aceite de oliva, hasta cubrir. Colocamos la cazuela al fuego, de forma que en los primeros minutos se vayan friendo muy suavemente y adquieran un ligero color. Entonces bajamos la intensidad al mínimo y los dejamos confitar por espacio de unos 15 minutos. Los dejamos enfriar en el mismo aceite. Para utilizarlos, los escurrimos, los pelamos y los sazonamos, deslizándolos, por ejemplo en la salsa de un guiso o untándolos en una rebanada de pan de hogaza tostada, para acompañar una ensalada verde. El aceite aromatizado lo usamos para cocinar.

AJOS ASADOS COMO GUARNICIÓN

6 cabezas de ajo, de dientes hermosos
4 cucharadas de aceite de oliva
Sal

Podemos asar los ajos pelados o enteros, con su piel. Lo vamos a hacer con su piel, para garantizar un asado más homogéneo y que de esta forma los dientes no se quemen tan fácilmente. Soltamos todos los ajos de la cabeza y con el aceite de oliva, los salteamos unos minutos a fuego medio, espolvoreándolos con sal. Los volcamos, con su grasa, en una bandeja de horno y los asamos en un horno precalentado a 160ºc. durante unos 20 minutos. Los dejamos reposar unos instantes, para que chupen bien la grasa y los utilizamos. Por ejemplo, entremezclados con unas buenas patatas fritas o pelados, para desperdigarlos entre la salsa de un guisado.

ACEITE DE AJOS PARA SALTEAR CARNE O PESCADO

1 l. de aceite de oliva
3 cabezas de ajos

Lavar las cabezas de ajo con abundante agua y secarlas. Retirarles, sin romperlas, la piel blanca que cubre los ajos, de forma que los dejemos al descubierto, pero sin soltarse. Colocamos una cazuela con el aceite al fuego y sumergimos las cabezas de ajo. Lo tendremos a fuego suave unos 30 minutos, sin que humee en ningún caso, para que el aceite adquiera todo el gusto de los ajos. Lo dejamos enfriar y lo colamos. Utilizaremos este aceite para saltear carne o pescado o rebozar. Tenerlo siempre a mano para verterlo en las cazuelas o sartenes.