2 Kg. de tomates muy maduros
3 cebollas hermosas picadas
Aceite de oliva
1 pizca de azúcar
Sal
Añadir aceite a una cazuela y sofreír ahí a fuego medio las cebollas ligeramente sazonadas durante unos 35 minutos. Pasados, añadimos el azúcar y los tomates maduros, lavados y troceados. Dejamos que a fuego suave vayan cociendo muy lentamente unas 2 horas o hasta que la salsa de tomate haya evaporado el máximo de agua y esté reducida. La sazonamos y si es necesario por estar ácida, le añadimos un poco más de azúcar. La podemos dejar así, natural o pasarla por un pasapurés para dejarla más fina, teniendo la precaución de volverla a hervir, para que recupere el color encarnado.
(Por cierto, en este caso no no conviene dejarse llevarse por la pereza de usar la batidora en lugar del pasapurés, pues lo que conseguiremos es perder el color rojo de la salsa de tomate. Nos saldría una aproximación anaranjada).