1 yema de huevo
1/2 l. de aceite de girasol aprox.
1 diente de ajo pelado
8 cucharadas de agua caliente
10 cucharadas de nata líquida
Sal
En el vaso de una batidora colocamos la yema, el agua caliente y el diente de ajo al que habremos retirado, partiéndolo en dos, el germen interior, muy fuerte de sabor e indigesto. Trituraremos accionando la máxima potencia e iremos incorporando el aceite poco a poco hasta que se monte una salsa cremosa de aspecto de mayonesa. Ponemos a punto de sal, añadimos si acaso unas gotas de zumo de limón y agregamos la nata. No debe quedar una salsa espesa sino bien cremosa y ligada.
Para enriquecerla y hacerla más divertida, podemos añadirle dados de tomate fresco o de pepino y abundante perejil o cebollino picado.
Un all-i-oli NUNCA lleva huevo. Si lleva huevo es mayonesa. Tan digna es una cosa como la otra, pero cada una tiene su nombre.