4 cucharadas de aceite de oliva
1 cebolleta picada pequeña
4 dientes de ajo picados
1 Kg. de patatas peladas y en rodajas de 1 cm. de grosor, sin lavarlas, para que mantengan su almidón natural
1/2 vaso de vino blanco
Caldo de pescado o agua
Perejil picado
En una cazuela amplia pero baja, para que las patatas toquen fondo y no se amontonen, añadimos el aceite, la cebolleta, el ajo y una pizca de sal. Arrimamos a fuego suave y dejamos que se cocinen unos 20 minutos, dejando que cojan un ligero tono dorado. Entonces, añadimos las patatas en rodajas y damos unas vueltas, mojando con el vino blanco. Lo dejamos evaporar y vertemos hasta cubrir dos dedos por encima el caldo de pescado o el agua, si es esta última, incorporamos una pizca de caldo de pescado. Sazonamos y dejamos hervir a fuego muy suave por espacio de unos 30 minutos. En el momento que veamos que las patatas están tiernas y que el caldo espesa provocado por la rotura de alguna rodaja, que espese el conjunto, espolvoreamos el perejil y rectificamos el sazonamiento.
Si unos minutos antes de finalizar la cocción, añadimos unas carrilleras de rape, unos trozos de bacalao o un cogote de pescadilla troceado, el resultado es una cazuela de cortar el hipo.