8 pomelos
1 l. de almíbar (ver receta)
Lavar los pomelos. Pelarlos haciendo tiras anchas desde el extremo del fruto hacia el otro extremo, hasta dejarlos blancos y pelados (usamos el fruto y su zumo para hacer pomelada, por ejemplo). Con ayuda de un cuchillo, retiramos del otro lado de la piel, la capa blanca y amarga que la recubre, dejando la piel amarilla por los dos lados. A su vez, la cortamos en tiras finas.
Colocamos todas las tiras en una cazuela y las cubrimos de agua fría, poniéndolas a fuego suave hasta que empiece el hervor, momento en el que escurrimos las pieles en un colador, las refrescamos, las volvemos a colocar en la cazuela cubiertas de agua fría y otra vez al fuego hasta que hierva. Hacemos esto mismo una tercera vez más.
La cuarta vez, cubrimos las pieles con el almíbar y las cocemos a fuego muy lento, muy suavemente unos 60 minutos. Dejamos enfriar en el mismo almíbar y las almacenamos en la nevera siempre bien cubiertas.
Usamos estas pieles confitadas para hacer pasteles, esparcirlas sobre una macedonia, nuestras copas de helado, etc.
CÁSCARA CONFITADA DE POMELO, CÓMO HACER
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