6 morros de cerdo limpios y sin pelos
1 cabeza de ajos
1 puerro entero
1 cebolleta entera
Aceite de oliva
Agua
Sal
Harina y huevo batido
Aceite de oliva para freírlos
Poner en una cazuela un chorrito de aceite de oliva y dorar en él todos los morros de cerdo por todas sus caras. Ojo con las salpicaduras de aceite. Tienen que quedar muy tostados. Retirar el exceso de grasa y volcar la cabeza de ajos, el puerro y la cebolleta. Dar unas vueltas y cubrir 3 dedos por encima con agua caliente, sazonar ligeramente y cocer tapado a pequeños borbotones por espacio de unas 2 horas. Controlar que no les falte agua hasta cubrir e ir añadiendo más si vemos que se evapora. Cuando estén tiernos, retirarlos y colar el jugo de cocción, para hacer una sopa o para hacer un guisado y emplearlo en vez de agua, cualquier cosa menos tirarlo, vamos. Los morros los dejamos entibiar y con cuidado de no romperlos, les quitamos los cartílagos que suelen tener en su parte central. Los partimos en pedazos medianos y una vez fríos los sazonamos, pasamos por harina y huevo batido y los freímos en abundante aceite de oliva, que queden bien dorados. Los escurrimos y los comemos acompañados de all-i-oli o de una buena mayonesa con mostaza.